¿El huevo en crisis?
Lo que puede parecer un alimento cualquiera, se está convirtiendo en un artículo de lujo en algunos lugares del mundo y es entonces cuando las sociedades comienzan a apreciar su verdadera importancia en la dieta alimenticia. Tanto en Estados Unidos como en Europa se está produciendo una escasez de huevos que ha tenido como efecto el incremento de su precio, aunado a todo un proceso inflacionario de carácter mundial que está encareciendo los materiales de industrias que trabajan con este rubro alimentario.
En enero de 2022, una docena de huevos grandes costaba 1.93 dólares en los supermercados estadounidenses, pero para diciembre del mismo año ese precio se incrementó a 4.25 dólares. Esta escandalosa subida se debe principalmente a que han aumentado otros insumos de industrias colaterales a las del huevo como el combustible para transporte, el cartón para los empaques y el alimento balanceado para las gallinas. A ello se suma el cada vez más fuerte control fronterizo para evitar que ingresen huevos mexicanos de contrabando a mitad de precio.
Esta situación, evidentemente, tiene impacto en la seguridad alimentaria de la sociedad norteamericana que ve cómo paulatinamente un producto que era de consumo diario y barato se va convirtiendo cada vez más en un artículo costoso y de consumo más esporádico.
En Europa la situación es similar, pero no tanto por la escalada inflacionaria sino por la aplicación de leyes que han encarecido el proceso mismo de producción de huevos. En Reino Unido se ha llegado al extremo de aplicar un racionamiento en supermercados y los clientes no pueden adquirir más de dos docenas del producto, por ejemplo. La vulnerabilidad del sector se ve agravada por crisis como la de la gripe aviar, pero también por normativas aplicadas desde 2004 por la Unión Europea en algunos de sus países miembros, que los obliga a dotar de mayor espacio a las gallinas ponedoras, con la consecuente reducción de la densidad poblacional de estos animales en las granjas, que implica una reducción de entre 10 a 12% de la producción habitual.
Todo esto, sin contar con la problemática de la oferta irregular de producto proveniente de otros países con producción más liberada y barata, que generan un mercado negro que termina quebrando a los productores nacionales, y el impacto en otras industrias conexas a la producción de huevos como la de la panadería y pastelería y la de los de servicios de alimentación como restaurantes y hoteles.
En el Ecuador existe una industria alimentaria encargada de la producción de huevos que es capaz de abastecer con suficiencia el mercado nacional. Bien pueden servir las experiencias europea y norteamericana para poner atención en aquellas amenazas que provienen de legislaciones poco pensadas de manera integral y con visión unívoca, o políticas económicas que benefician solo a unos sectores, dejando de lado a otros que también son importantes.