El cambio es hacia adelante

El tiempo no perdona y cada época refleja la realidad que la fue marcando. Por ello es absurdo pretender en los tiempos actuales se apliquen los métodos y técnicas de producción de alimentos del siglo XIX. En aquel momento solo existían 1.000 millones de habitantes en el planeta, pero ahora somos más de 8.000 millones. Sostener una posición intransigente, motivada por un activismo político que maneja a su muy personal antojo conceptos como el de bienestar animal, termina haciendo daño a distintos sectores de la convivencia humana; no solo al ámbito económico o productivo, sino amenazando a la vida misma.

El desarrollo de la humanidad ha estado marcado desde siempre por tendencias. Es así que los avances alimentarios, de saneamiento e higiene, y el adelanto médicos elevaron la expectativa de vida actual a 70,8 años, cuando en el siglo 19 no superaba los 32 años. Y ahora nos vemos ante un escenario novedoso que también generará cambios importantes en el futuro: el predominio de pescados y mariscos en relación con la carne prevalecerá, según demuestran varias proyecciones de producción.

Pero no será exclusivamente gracias al estilo tradicional de la pesca artesanal, como pretenden los agoreros del desastre, sino mediante el crecimiento y avance de la acuicultura que superará a la pesca por captura en el año 2024, con lo que se garantiza abastecimiento sostenible de pescado y como respuesta para contrarrestar la sobrepesca en diversas zonas del planeta. A ello se une el avance de la piscicultura que engloba la producción de nuevas proteínas animales con gran perspectiva de crecimiento.

¿Qué nos dice todo esto? Que el destino ineludible del ser humano es el cambio y la evolución. En los años 60 y 70 del siglo 20 comenzó al auge de la avicultura y la porcicultura, y ahora llega el turno de estas nuevas corrientes alimentarias que por ser altamente tecnificadas garantizan verdadero bienestar animal, restan fuerza a los modos de producción anteriores (sí esos a los que quieren regresar determinados grupos y que causan daño ecológico y sobreexplotación de recursos).

No tengamos miedo: así como los avances científicos lograron elevar la esperanza de vida humana, esos mismos avances permiten la coexistencia de conceptos aparentemente divergentes como producción y bienestar animal. Nada mejor para la dignidad de los animales, que una existencia de cuidado, buena alimentación y entornos amigables que existen en el corazón mismo de una práctica alimentaria responsable.

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