Bienestar animal, buenas prácticas y producción sostenible: cercanas e interdependientes

La humanidad se enfrenta a un momento histórico en el que la concienciación de construir un futuro sostenible y ético para las generaciones que vendrán aborda varios tópicos como el bienestar animal, que se ha convertido en un tema central en la industria agropecuaria y alimentaria. No se trata únicamente de una estrategia para proteger reputaciones empresariales, sino que, las buenas prácticas de producción al priorizar el bienestar animal no solo velan porque esto se cumpla, sino que también trae como consecuencia un impacto positivo en la calidad de los productos, la salud pública y el medio ambiente, por lo tanto, impacta sobre el concepto de One Health (una sola salud).

En la producción agropecuaria moderna, de ninguna manera puede marginarse la dimensión del bienestar animal. Los ciudadanos están cada vez más conscientes y preocupados por el trato que reciben los animales en los procesos productivos y demandan un trato digno hacia ellos. Priorizar el bienestar animal además de velar por la calidad ética también repercute sobre la calidad nutricional y organoléptica de los productos que se obtienen de los animales de producción.

Todo esto implica un decidido compromiso de las empresas con la incorporación de buenas prácticas de producción relacionadas con el bienestar animal, que inciden en mejorar las condiciones de vida y la gestión de los animales en las granjas y ranchos. Esto incluye proporcionar espacios adecuados para el movimiento, acceso a agua limpia y fresca, una nutrición adecuada, condiciones ambientales que sean confortables y seguras para los animales, además de implementar prácticas de manejo que sean respetuosas y no les cause estrés innecesario.

Bienestar animal no significa abrazar ciegamente una posición que considera irreconciliable el trato digno de los animales con las necesidades humanas. Bienestar animal es entender que estas dos dimensiones han coexistido desde hace cientos de siglos y que la simbiosis entre seres humanos y animales sí genera una relación beneficiosa para ambos actores.

Una buena nutrición y atención médica para los animales, por ejemplo, son fundamentales para garantizar su bienestar durante el proceso de producción. Esto incluye proporcionar una dieta balanceada y adecuada a las necesidades nutricionales de cada especie en base a su estado fisiológico y edad, así como brindar atención veterinaria preventiva con lo que se puede prever problemas sanitarios y/o hacer tratamientos a tiempo frente a cualquier problema de salud que pueda surgir.

Situación similar ocurre con los procesos de transporte y sacrificio, que pueden ser estresantes para los animales involucrados. Un método de buenas prácticas incluye protocolos que garanticen condiciones que han sido probadas científicamente y que permite que estos procesos se lleven a cabo de forma rápida, efectivos, indolora, es decir que sean humanitarios, además de contar con un personal altamente capacitado en estas actividades para que puedan manejar adecuadamente a los animales y minimizar su sufrimiento.

En otras palabras, las buenas prácticas de producción que priorizan el bienestar animal son fundamentales para construir un futuro más sostenible y ético en la industria agropecuaria y alimentaria. Al adoptar enfoques que respeten y que velen por el bienestar de los animales en todas las etapas de la producción, las empresas no solo pueden mejorar la calidad de sus productos, sino que también contribuyen a un mundo donde el respeto por todas las formas de vida sea la norma. Es hora de reconocer que el bienestar animal y la producción sostenible van de la mano, y que juntos pueden llevarnos hacia un futuro más próspero y equitativo para todos.

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